Todo negocio, grande o pequeño necesita aliados, al final del día hacemos parte de un ecosistema interconectado en el que permanentemente se están generando relaciones. Un aliado puede ser un proveedor, un competidor con quien me uno para montar tercer negocio u otro empresario con el que no compito para complementar la oferta de valor mutuamente, entre otros.
Por ejemplo, si tengo un restaurante, en el día a día debo tener distintos aliados: el arrendador del local y los proveedores de materias primas. Si estoy pensando en crecer el negocio prestando servicios de catering puedo buscar un socio que tenga los equipos necesarios y yo me encargo de la cocina. O si quiero montar otro restaurante en un municipio cercano puedo buscar un socio que conozca la zona y aporte el capital. Hay un sinnúmero de opciones para generar alianzas.
Mi principal consejo para desarrollar una alianza es pensarla como una relación sentimental. Lo primero es saber con quien nos estamos juntando, tener claridad que compartimos valores y propósito; segundo, es construirla con una vocación de largo plazo; tercero, hay tener un buen conocimiento de la personalidad del otro y de la de uno, que haya un buen feeling, así nos evitamos sorpresas por la cuestión humana; cuarto, construir una alianza en función de los valores agregados de cada uno, preferiblemente que el dinero no sea el único diferenciador, sino que haya de por medio temas como conocimiento y clientes. Finalmente, así como se debe tener claro como iniciamos la alianza, es mejor dejar claras las reglas de juego para terminarlas, pues como diría el poeta: el amor es eterno mientras dura.
Fabio Andrés Montoya Isaza.