En lengua embera dobida, Jaivaza significa “espíritu andante de la selva”, ese también es el nombre que Marta Lucía Rivas Valencia le puso a su famiempresa, la cual le ha ayudado a salir adelante con su tradición y cultura, y le ha permitido llevar sus artesanías a varias regiones del país. Así es la historia de esta emprendedora del resguardo El Salado en Vigía del Fuerte, Antioquia.
Como les ha sucedido a muchos hombres y mujeres, Marta Lucía inició su negocio de artesanías indígenas para satisfacer una necesidad económica y tener un ingreso extra para su familia. Los conocimientos como tejedora ya los tenía en su ADN, así que solo necesitaba decisión y creatividad para empezar a hacer sus productos. Inició con manillas y collares, y poco a poco desarrolló nuevos accesorios, siempre resaltando en ellos su tradición.
Poco a poco la empresa iba creciendo pero la separación de su pareja trajo un nuevo desafío: ahora era una madre cabeza de hogar con cuatro hijos a cargo. Sin embargo, fue esta misma responsabilidad la que le hizo perder el miedo y le permitió salir a vender sus productos. “Recuerdo que estaba en la Gobernación de Antioquia, dejé la timidez y le ofrecí mis productos a una joven. Después otra gente se fue acercando y en cuarenta minutos ya había vendió todo lo que tenía” recuerda Marta.
Continuó entonces ofreciendo sus artesanías en diferentes espacios y empezó a trabajarlas con otros materiales como la plata y el oro golfi. Muy pronto su nombre empezó a escucharse en el mercado y fue invitada por Artesanías de Colombia para vender sus productos en Bogotá y Medellín.
El crecimiento en ventas hizo que necesitara más materia prima para seguir adelante con su empresa y allí se acercó a Interactuar para solicitar crédito: “En menos de 48 horas me lo aprobaron y por eso estoy muy agradecida. Con la Corporación ya voy para el tercer préstamo”.
Hoy esta emprendedora trabaja con sus cuatro hijos y su madre, todos tejedores y conocedores del oficio, constituyendo una verdadera famiempresa que siempre busca innovar sin perder lo tradicional, y que sueña con comercializarse en otros países en los próximos cinco años.