Por: Juan Carlos Yepes
Publicado en: Portafolio
En el bullicio de la ciudad de Medellín, una historia de resiliencia y superación se teje en los recovecos de los emprendedores que buscan trascender los obstáculos y transformar sus sueños en realidades tangibles. Tuve el honor de conversar con Rigoberto Muñoz el creador de Electroimpacto, cuya vida es un testimonio inspirador de cómo la determinación y la búsqueda de oportunidades pueden llevar a la creación de un impacto duradero. Y de paso me contó la historia de un papelito que tuvo mucha importancia en su vida. Eso se los contaré más adelante.
«Cuando se tocan las puertas apropiadas y se abren, muchas cosas mágicas pueden pasar» le digo a Rigoberto Muñoz y él asiente frente a esa afirmación. Este emprendedor, fundador de Electroimpacto, un exitoso emprendimiento en el campo de la electricidad, me comparte su experiencia desde sus humildes inicios en el campo hasta su transformación en un líder empresarial, un ejemplo para mostrar en Interactuar, una entidad que fue clave en su desarrollo.
La infancia de Rigoberto estuvo arraigada en la vida rural, donde la agricultura era su pan de cada día. «Bueno, la infancia mía viene del campo, somos campesinos. Fue una infancia común y corriente en el campo donde teníamos que sembrar yuca, caña, plátanos y todo lo que tiene que ver con la agricultura», relata. Sin embargo, las circunstancias familiares lo llevaron a escapar de la violencia y a enfrentar un camino incierto en la ciudad. «Quedamos luchando cada quien como sobrevivir, digamos que yo fui el más rebelde de la familia», confiesa.
«Te prestamos y te ayudamos a crecer tu negocio”
Aterrizando en Medellín, Rigoberto enfrentó la falta de experiencia laboral y conocimientos especializados. «No tenía como otra opción, otra oportunidad», recuerda sobre sus primeros días en la ciudad. Sin embargo, un papelito en el reciclaje cambiaría el rumbo de su vida. «Me encontré un papelito donde decía que te prestamos y te ayudamos a crecer tu negocio», comenta. Aunque en ese momento no le dio importancia, ese papel sería el punto de partida para su camino hacia el emprendimiento.
El reciclaje y la venta de productos en las estaciones del metro y los barrios fueron los primeros pasos de Rigoberto en el mundo empresarial.
Sin embargo, un día decidió buscar apoyo para expandir su negocio. «Busqué esa entidad que había visto en el papelito, que hoy en día se llama Interactuar, y me prestaron como 60 mil en ese entonces», relata. Este préstamo se convirtió en el capital inicial para una nueva etapa de su emprendimiento.
Con el tiempo, Rigoberto se encontró nuevamente con su pasión de la infancia: la electricidad. «Empecé a trabajar desde las 5 de la mañana hasta las 5 y media de la tarde y ya de las 5 y media hasta las 11 de la noche estudiando lo que tenía que ver con la parte eléctrica», explica. Esta dedicación a la formación le abrió nuevas puertas en el mundo de la construcción y la electricidad.
Así nació Electroimpacto
Pero no fue un camino sin desafíos. Rigoberto trabajó en varias empresas, aprendiendo y marcando la diferencia por su pasión y calidad en el trabajo. Con el tiempo, la idea de independizarse germinó en su mente. «Yo necesito algo más y entonces es donde entró la idea de independizarme», señala. Así nació su propia empresa, Electroimpacto.
«Empecé como Rigoberto Muñoz, persona natural, pero a los dos meses ya las empresas querían que fuera una SAS (Sociedad por Acciones Simplificada)», menciona con una sonrisa. El proceso de transformar su emprendimiento en una entidad legal no estuvo exento de desafíos, pero con perseverancia y aprendizaje constante, Rigoberto logró consolidar su visión y valores en su empresa.
Electroimpacto creció y prosperó, llegando a tener hasta 70 empleados. Sin embargo, la pandemia generó nuevos retos. «Se cayeron los ingresos y digamos que hay un problema en el corazón del gerente y pensé que lo iba a manejar más fácil. Y nos tocó reducir el personal», confiesa. Pero con determinación, Rigoberto enfrentó los desafíos y buscó apoyo en Interactuar para sobrevivir y adaptarse a la nueva realidad. Por eso dice que hoy tiene mucho por agradecerle a esa entidad y recomienda a otros emprendedores buscar apoyo en las instituciones y empresas que hacen parte del ecosistema emprendedor en su municipio o ciudad.
Por ejemplo, Rigoberto también hace parte de la red SoyEmprendator, un movimiento empresarial que desde Medellín integra emprendedores de todo el país.
“Que no se rindan, que luchen”
«Hay que seguir adelante», enfatiza Rigoberto al dirigirse a los emprendedores que siguen su historia. «Si uno no fracasa, nunca va a poder saber que es un fracaso. Les quiero decir que no se rindan, que luchen, que busquen todos los medios y que se apoyen unos a otros», aconseja.
La historia de Rigoberto Muñoz es un recordatorio poderoso de que el emprendimiento no es un camino sin obstáculos, pero la perseverancia, el aprendizaje constante y la colaboración pueden llevar a alcanzar sueños que parecían inalcanzables. Como un faro de esperanza, la historia de este emprendedor nos recuerda que, a pesar de los desafíos, siempre hay oportunidades para crear un impacto significativo en el mundo de los negocios.
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