Diciembre 2022 – Corporación Interactuar

Boletín

Gerente líder

Editorial

La formalización empresarial es un camino, no un destino

Antes de hablar sobre el concepto de formalidad empresarial, es importante que hagamos un breve contexto sobre esta realidad en nuestro país. Para el 2021 existían en Colombia 5.780.623 micronegocios,[1] de los cuales el 90 % correspondían a negocios por cuenta propia. La anterior cifra es fundamental a la hora de analizar los datos sobre informalidad empresarial: según los reportados por el DANE, a través de la Encuesta de Micronegocios (EMICRON) 2021, el 77,3 % de estos no tenían RUT, el 88,6 % no poseían registro en Cámara de Comercio, el 88,8 % no aportaban a salud y pensión, y el 95 % no pagaban ARL.  Ahora bien, pensando en los micronegocios de empleadores, es necesario indicar que el 79,2 % de los trabajadores(as) que recibían un pago en los micronegocios no aportaban a salud y pensión, y el 81,6 % no hacían aportes a ARL.

Estos datos nos plantean un panorama no muy alentador respecto a la formalización empresarial, y reflejan el estado de algunas de sus dimensiones más representativas: la dimensión de entrada y la de insumos (laboral).  En el año 2019, el Gobierno nacional expidió la Política de Formalización Empresarial (Conpes 3956), que la define como un proceso multidimensional, no como un estado binario, y reconoce como empresa formal a aquella que cumple con todas las normas que le aplican de manera obligatoria.[2] Esta política no solo define el marco conceptual de la formalización empresarial, sino que presenta un diagnóstico detallado de esta realidad y define un plan de acción que incluye un esquema de seguimiento y financiación de sí misma.

Así pues, en la Corporación Interactuar estamos seguros de que la formalidad es un proceso de evolución no lineal, y que, por tanto, puede ser observado en diferentes formas y en diversos niveles de complejidad, desde la simple inscripción en el registro mercantil, el pago de impuestos y la contratación de personal hasta la certificación de calidad, la inversión en innovación y el acceso a mercados de capital. Creemos que la formalización empresarial es un camino y no un destino, uno que se transita poco a poco, al ritmo de cada unidad económica según la mentalidad y la visión de cada empresario.

Estamos seguros de que se trata de un proceso multidimensional (comprende las dimensiones legal, laboral, contable y técnica), gradual (no 

es un estado de cumplimiento o incumplimiento), proporcional (tamaño y segmento) e integral. Y para recorrer esta ruta no hay un único camino o un horizonte de tiempo específico: dependerá de las condiciones, apuestas y proyecciones de cada empresa.  Estamos convencidos de que la formalización es el resultado del crecimiento empresarial y de que las microempresas pueden convertirse en una fuente vital de empleo formal para el país.

Ahora bien, existen múltiples razones que les impiden a las empresas ser completamente formales. Entre ellas, los costos, la cantidad y complejidad de trámites, la baja productividad, la falta de acceso a la información y el entendimiento del proceso. La mayoría de estas razones son de orden externo y dependen de temas regulatorios. Sin embargo, otras corresponden a la poca comprensión de la realidad del negocio, lo que les impide a los empresarios reconocer si pueden o no asumir los costos asociados y los beneficios de estar formalizados. 

Por otra parte, al hablar de los beneficios, es menester reconocer que la formalización tiene un impacto significativo en los ingresos de las empresas y está asociada con mayores niveles de productividad, mayor competitividad y mayor creación de empleo. De hecho, algunos estudios han demostrado que las empresas formales son más productivas que las informales. [3] Además, para un empresario formal se abren oportunidades con impacto positivo, como acceso a otros niveles de financiación, visibilidad y expansión del mercado, acceso a oportunidades de cofinanciación y programas de promoción y desarrollo como los ofertados por las cámaras de comercio del país. Finalmente, y no menos importante, la formalización empresarial posibilita la generación de confianza y reputación, dos activos intangibles esenciales para el crecimiento del negocio.

En Interactuar vemos la formalización como una hoja de ruta que debe ser transitada de la mano de entidades cercanas al empresario, que le muestren el camino y generen los espacios de confianza que le sirvan para avanzar en la toma de decisiones conscientes e informadas. Por ello, estamos dispuestos para acompañar a nuestros emprendedores y empresarios para que inicien o continúen su camino hacia la formalización.

Élida Arias Ramírez,
Líder de Diseño e Investigación Empresarial

[1] Encuesta de Micronegocios (EMICRON) 2021. https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/micronegocios/micronegocios-historicos
[2] Documento Conpes 3956.
[3] Cárdenas Mauricio & Sandra Rozo, 2009. “Informalidad empresarial en Colombia: problemas y soluciones,” Revista Desarrollo y Sociedad, Universidad de los Andes, Facultad de Economía, Septiembre 2009.

Actualidad empresarial

Uno de los pilares de la formalización agroempresarial

Sandra Milena Arboleda Rojas es administradora de empresas. En febrero de 2022 ingresó al Método Base de Aceleración (MBA), nivel 1 (“Gestión de la productividad”). Su agroempresa, La Esmeralda, cuenta con 600 árboles de aguacate hass.  Ella comenzó el programa con el firme propósito de hallar conocimientos que le ayudaran a gerenciar su agroempresa de una manera asertiva y mejorar la gestión técnica de su cultivo. En ese momento, su esposo estaba convencido de querer vender la unidad productiva, pues el precio de venta del aguacate mantenía una tendencia a la baja, y por debajo de los costos de producción, aunque tenían un trabajador de tiempo completo vinculado y una buena organización del cultivo.

 

Después de dos meses de haber ingresado al MBA y compartir con varios empresarios del grupo, también aguacateros y algunos con certificados en predio exportador, Sandra descubrió que los agroempresarios pueden formalizarse gradual y multidimensionalmente, y que, además de contar con un RUT y una matrícula mercantil, asimismo podía ir gestionando la formalización de su proceso productivo con el cumplimiento normativo del registro de predio exportador.[1] Dicho sea de paso, esto le permite al empresario diversificar las oportunidades para llegar a mercados internacionales, así como garantizar que el producto para exportación en fresco que ingresa a las áreas de acopio y postcosecha proviene exclusivamente del predio registrado, y que el cultivo no presenta problemas fitosanitarios de interés cuarentenario.

Para obtener el registro, ella realizó una gestión organizacional de su agroempresa: llevó registros de producción, hizo señalización de las áreas, organización y delimitación de la bodega de insumos y materias primas agrícolas, garantizó el uso adecuado de elementos de protección personal, e implementó planes de trazabilidad, de emergencia y contingencia, de protección del cultivo, de nutrición de las plantas, entre otros.

El MBA le abrió el panorama y pudo ver todas las oportunidades en torno del aguacate. Y ahora su esposo no quiere vender la agroempresa. Ellos ingresaron a una asociación de productores de aguacate y están en proceso de obtener el Global G. A. P., norma mundial voluntaria para las buenas prácticas agrícolas (BPA) reconocida por la Iniciativa Global de Inocuidad Alimentaria (GFSI, por sus siglas en inglés), aplicable a diferentes productos. Tanto para los consumidores como para los distribuidores, el certificado Global G. A. P. es una garantía de que los alimentos cumplen con los niveles establecidos de calidad y seguridad, y de que han sido elaborados siguiendo criterios de sostenibilidad, respetando la seguridad, higiene y bienestar de los trabajadores, así como el medioambiente, y teniendo en cuenta el respeto a los animales.

Hoy día, Sandra tiene el registro de predio exportador, vende a un mejor precio y de manera directa a las exportadoras y, como todos los agroempresarios, quiere crecer aún más, por lo que seguirá trabajando para obtener el certificado Global G. A. P.

Karla Cristina Fernández Posada, Melissa María Acosta Agudelo y Liliana Yaneth Tabares Ruiz.

[1] La normatividad para predio exportador se rige bajo la Resolución ICA 00000824 del 28 de enero de 2022, que establece los requisitos para el registro ante el ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) de los predios de producción de vegetales para exportación en fresco, el registro de los exportadores y el registro de las plantas empacadoras de vegetales para la exportación en fresco.

Formalizarse: la mejor estrategia para crecer

En un país como el nuestro, donde la lucha por sobrevivir ha llevado a que se establezcan negocios personales o familiares para satisfacer necesidades básicas, ha sido común ver unidades económicas que van desde la venta ambulante hasta la venta de productos o servicios más sofisticados.

Esta situación nos obliga a tratar de entender, de manera más integral, el fenómeno de la informalidad e identificar las barreras externas e internas que hoy enfrentan los empresarios para formalizarse.

La percepción más clara de informalidad tiene que ver con no poseer un registro mercantil. El CEM (Centro de Estudios de la Empresa Micro), en su informe Investigaciones CEM 2021, hizo una aproximación a la caracterización de las empresas informales en Medellín y obtuvo [1]“que la probabilidad de que una empresa sea informal es más alta si se utiliza la definición de la no tenencia del registro público mercantil (RPM)”.

Sin embargo, esta misma investigación analiza con más profundidad dicho fenómeno y hace evidente que la decisión de formalizarse o no va más allá de contar con un documento legal, y que esta se ve impactada por algunos aspectos de la personalidad o por historias de vida de cada empresario, lo que hace que existan diferentes maneras de ver, entender y trazar ciertos principios que inciden en la forma como el empresario asume y conduce su negocio. Estas percepciones tienen origen en el conjunto de relaciones, sensaciones y emociones que ha experimentado a lo largo de su vida personal y en la experiencia con el negocio.

Dichas percepciones permiten identificar diferentes perfiles de empresarios, con principios distintos que los llevan a tomar decisiones en cuanto al direccionamiento de su empresa.  Es así como podemos identificar empresarios que improvisan y ven en la formalización un gasto innecesario; otros más cautelosos, quienes consideran que formalizarse es viable si esto contribuye a resolver las complicaciones del día a día. Asimismo, vemos que existen empresarios más pasivos, que toman decisiones basados en lo que otros les aconsejan. No pueden faltar los que son más tradicionales y toman sus decisiones de formalización impulsados solo en el cumplimiento de la ley. Y otros, aunque pocos, que reconocen en la formalización una gran posibilidad de crecimiento. 

Este es el caso de Rigoberto Muñoz, hombre decidido y seguro de lo que quiere. Su vida ha estado marcada por grandes retos, los cuales enfrenta con decisión, y no se ha acobardado a pesar de lo difíciles que aquellos puedan ser. Rigoberto salió de su tierra natal, Anorí, huyendo de la violencia y en busca de un mejor futuro para su familia.

Al llegar a la ciudad, y sin empleo, decidió dedicarse al oficio de recuperador, pero se decía: “Esto no es lo que quiero para mi vida”. Así que empezó a validar el bachillerato en las noches y luego estudió una técnica en Electricidad en el Sena. Entonces comenzó el verdadero cambio en la vida de Rigoberto y su familia: con muy pocos recursos creó su empresa, a la que llamó Electroimpacto, dedicada a la prestación de servicios de instalaciones eléctricas y telecomunicaciones.

Rigoberto ingresó al MBA de la Corporación Interactuar. Allí aprendió a desarrollar sus habilidades gerenciales y a liderar equipos de trabajo: gracias a esta metodología construyó su mentalidad de empresario consciente.

Con su perseverancia, visión y carisma, Rigoberto vio como poco a poco su empresa se fortalecía, crecía en ventas y generaba nuevos empleos. Inicialmente no vio la formalización como una necesidad: pensaba que era un costo adicional, el cual no quería asumir, hasta que sus propios clientes empezaron a hacerle ciertas exigencias. Como su intención era crecer y sacar adelante la empresa, decidió formalizarla y asumir todas las obligaciones laborales de ley.

Hoy Electroimpacto genera más de 35 empleos formalizados. Ahora Rigoberto sabe que esta es la mejor estrategia de relacionamiento para seguir fortaleciendo su empresa y, así, mantener el crecimiento.

María Isabel Puerta,
líder de Desarrollo Empresarial

[1] Centro de Estudios de la Empresa Micro. 2021. Investigaciones CEM 2021

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Este boletín fue elaborado por los equipos de Conexiones de Valor, Desarrollo Empresarial, Equipo de Desarrollo Agroempresarial, Equipo de Diseño y Orientación Empresarial, Equipo de Mercadeo, Equipo de Comunicaciones, Líder de Implementación y Avance empresarial y Líder de Transformación empresarial, de Interactuar.